El siguiente texto lo escribo como producto final de la materia de crítica de arte, pero también por interés y curiosidad acerca del tema, como dicen por ahí… “por amor al arte”. Parte de lo que me interesa lograr con el texto es abrir una discusión en torno a los circuitos del arte, el cómo el Internet y específicamente las redes sociales se han vuelto un foco importante para la vinculación, circulación y comercialización de este.
La digitalización de la información y específicamente de las imágenes, ha marcado la manera en la que consumimos y producimos contenido. El Internet ha sido por mucho tiempo una red en la que la información circula de manera infinita y rápida; y es justo esa cualidad de inmediatez que el Internet tiene de donde me interesa partir; esta nos ha permitido tener acceso a contenido e información de una manera que hace dos décadas era impensable. Es interesante, analizar cómo las actividades cotidianas se han adecuado a este sistema de operación; y el mundo del arte, definitivamente no es nada ajeno a este, es más, las oportunidades y posibilidades de circulación del mismo han abierto una brecha peculiar en la manera en la que los usuarios nos hemos convertido en productores y distribuidores de contenido.
Ahora bien, reconozcamos que las grandes instituciones, sean academias, museos o galerías, son focos importantes donde circula y se ha legitimado al arte por mucho tiempo; pero en contraposición a esto, las plataformas como Facebook e Instagram, se han vuelto una gran herramienta para circular piezas y prácticas artísticas, son algo parecido a una especie de espacio-columna-revista expositivo, lo que ha llevado a que las instituciones antes mencionadas no sean el único punto de encuentro con el arte. Y es que nuestras redes funcionan constantemente como un campo de referencias, ahora no sólo publicamos seflies, sino que utilizamos las plataformas para compartir cosas que nos parecen interesantes y esto hace de las redes, un punto de vinculación muy fuerte. Creo que es bastante interesante la manera en la que la cultura de masas ha contribuido a que tengamos fácil acceso, en este caso a las imágenes, pero que además de eso nosotros como usuarios nos apropiemos y reproduzcamos constantemente los contenidos a nuestro gusto y como más nos convenga.
Particularmente creo que Instagram se ha desarrollado más como “espacio expositivo inmediato” y aunque que haya cuentas ya establecidas como Obras de Arte Comentadas, Colossal o Artsy, que se dedican formalmente a difundir piezas y prácticas artísticas, pienso que es más interesante analizar el comportamiento de las storys; me parece increíble la cantidad de contenido que a diario circula a través de estas, todo el rato los usuarios estamos bombardeando por esta modalidad; y en realidad comienzo a pensarlas como una biblioteca de referencias, un post te lleva a otro y poco a poco se va formando una línea de investigación, está loquísimo ¿no?. Retomando el tema de la apropiación de las imágenes o contenidos, me encanta la idea de que cada usuario puede hacerse de su propia colección de arte sin tener que recurrir precisamente a la compra de la pieza en sí, con el simple hecho de guardar el post se genera una mini colección virtual basada en nuestros gustos e intereses y creo que está increíble en tanto que esto hace que el arte deje de ser percibido como algo inalcanzable o que solo cierto grupo de personas tiene acceso a él.
Este modo de circulación de arte claramente no es nuevo, es algo que ha ido creciendo y avanzando conforme las redes se van actualizando, pero pienso que es una excelente alternativa para dejar un poco de lado el consumo hacia las grandes instituciones, los medios de comunicación tradicionales y lo streaming; para hacer que estas plataformas (Instagram y Facebook), continúen creciendo y funcionando como medios de difusión y exposición para contenidos de arte, buscando equilibrar lo que por mucho tiempo las grandes galerías y renombrados museos han legitimado. Incluso creo que es una excelente alternativa para quienes busquen vender o desplazar sus piezas, de pronto las galerías no siempre son la mejor opción por todo el rollo económico que implica que una institución así los represente y que para los artistas emergentes puede suponer un gran obstáculo. Me gusta la idea de que el arte busque puntos de fuga en la manera en la que circula; pero esta modalidad también me parece criticable, ya que el consumo y la visualización de piezas y prácticas artísticas cambiaría, tendríamos que pensar ¿Qué pasaría con la experiencia estética y la relación pieza-sujeto?, por ejemplo; pero eso supondría un texto aparte. En realidad yo estoy a favor de seguir creciendo este circuito para el arte, quién sabe, igual y después las galerías sean nuestros propios perfiles de Instagram y cada quien tenga la suya, o como mencioné antes, todos nos convirtamos en coleccionistas virtuales, generando así una ruptura en la configuración legitimadora y capitalista del arte; suena a práctica conspirativa ¿no?...
Crítica PARA el arte
Crítica PARA el arte
Cassandra M Sumano
Mis "saved" en Instagram. (Mini colección virtual de arte)
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